Personas ciegas tienen las mejores oportunidades hoy que en cualquier momento de la historia.

 

Cuando era niño, en la escuela de enseñanza especial, había muchos maestros ciegos.

Luego supe de personas ciegas que se dedicaban a fabricar: colchones, plantillas, escobas, ejecutar instrumentos musicales y unas pocas actividades más.

[En la actualidad, podemos encontrar personas ciegas trabajando en organismos internacionales, bancos, universidades, poder judicial, hospitales, en la empresa privada y en sus propias empresas.

La tecnología es una gran aliada, nos permite acceder a la información, desplazarnos con independencia al utilizar los dispositivos en el celular que hacen uso de los satélites.

Las convenciones internacionales que nos garantizan nuestros derechos facilitan la tarea de integración.

Las posibilidades son muchas y el reto es saberlas asumir.

La competencia es fuerte, debemos prepararnos para dar el rendimiento que esperan de nosotros, conocer de tecnología, idiomas, tener la capacidad para ir de un lugar a otro sin importar que sea dentro o fuera del territorio nacional.

Para los que no somos tan jóvenes, el reto es mayor, debemos abandonar las máquinas de escribir para adoptar a las computadoras, los teléfonos de teclado para usar los celulares inteligentes.

Atrás quedará el proteccionismo de los patronatos para ciegos de antaño, las donaciones de las asociaciones de damas voluntarias que recolectaban dinero para darnos un reloj, una grabadora o una beca para los pasajes.

 El estado dará más oportunidades laborales que casas o la alimentación básica.

Nunca en la historia, las personas con discapacidad en general y las ciegas en particular, vieron abrirse el horizonte de oportunidades como en la actualidad.

Es el momento de asumir una aptitud propositiva y dejar atrás los temores de perder una pequeña pensión del estado para adquirir el ingreso de un salario ganado con el sudor de nuestra frente.

Hay que aprovechar que con la educación y el trabajo, ya podemos tener casa, vestido, techo y recreación, a la medida de nuestros gustos y no a las posibilidades de nuestras familias.

 

Autor: Roberto Sancho Álvarez. San José, Costa Rica.

rsancho@ccss.sa.cr

 

 

 

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